¿El intercambio de parejas en la Costa del Sol es solo una moda?

¿El intercambio de parejas en la Costa del Sol es solo una moda o algo más profundo?

Un café frente al mar, con el sonido de las olas rompiendo suavemente en la playa de Torremolinos, es el escenario perfecto para hablar de un tema que combina intriga, tabú y fascinación: el mundo swinger. Hoy, tengo el placer de entrevistar a Gonzalo Rubio, psicólogo y sexólogo especializado en relaciones abiertas y exploración de la sexualidad. Él no es solo un observador, sino un guía que ayuda a parejas a navegar por este universo que, según él, es mucho más que una moda pasajera.

—Gonzalo, hablemos claro: ¿Por qué crees que la Costa del Sol se ha convertido en un epicentro del intercambio de parejas?

—Johnny, si lo piensas bien, la Costa del Sol tiene un magnetismo propio. Su clima, su mezcla de culturas y ese aire de libertad que respiran tanto locales como turistas la convierten en el lugar ideal para explorar lo prohibido. Pero también hay algo más profundo: vivimos en una sociedad que busca constantemente escapar de las etiquetas y los convencionalismos. Y el mundo swinger ofrece justamente eso: un espacio para experimentar, sin prejuicios ni culpas.

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Origen: ¿Te Atreves Con El INTERCAMBIO DE PAREJAS?  – NOSOLOSEX

—Los clubs swinger parecen ser una parte fundamental de esta experiencia. Cuéntame, ¿qué es lo que realmente atrae a las parejas a lugares como el Pub Kamelot o Tentación Swinger?

—Por un lado, está el misterio. Entrar en un club swinger, como el Pub Kamelot, es como cruzar un portal a un mundo alternativo. Las luces tenues, los rincones cálidamente decorados, y esas áreas especializadas como mazmorras BDSM o cuartos oscuros crean un ambiente que despierta todos los sentidos. Pero también está la comunidad. No se trata solo de sexo, sino de conocer a otras parejas, compartir experiencias y, sobre todo, sentirse aceptado sin juicios. Tentación Swinger, por ejemplo, organiza fiestas temáticas que son un verdadero imán para quienes buscan divertirse y conectar.

—¿Dirías que hay un perfil típico de las parejas que deciden iniciarse en este estilo de vida?

—Sí y no. Lo curioso es que este mundo atrae a todo tipo de personas, desde profesionales hasta artistas. Pero si hay algo que los une es la comunicación en pareja. Este no es un terreno para relaciones tambaleantes. Las parejas que se lanzan a explorar el intercambio suelen ser aquellas que tienen una base sólida y que están buscando enriquecer su relación, no salvarla. Es como la diferencia entre condimentar una comida deliciosa y tratar de arreglar un plato quemado.

—¿Qué me dices de las dudas o miedos que puedan surgir? ¿Cómo se superan?

—El miedo es natural, Johnny. Muchas parejas se preguntan si esto pondrá en peligro su relación, y la verdad es que puede hacerlo si no se hace con honestidad. Siempre digo a mis pacientes que el primer paso es hablar. No vale con decir: ‘Vamos a un club a probar’ sin más. Hay que definir qué quieren, qué no quieren y, sobre todo, qué harán si algo no sale como esperan. La comunicación abierta y el respeto por los límites son las claves del éxito en este camino.

—Uno de los testimonios que he leído hablaba de una primera vez que comenzó con incomodidad y terminó siendo una experiencia liberadora. ¿Es esto común?

—Totalmente. Muchos llegan con una mezcla de curiosidad y nervios. Es como ir a una fiesta donde no conoces a nadie. Al principio te sientes fuera de lugar, pero cuando empiezas a hablar con otras parejas, te das cuenta de que todos están ahí por las mismas razones: explorar, conectar y disfrutar. Una vez que se rompe esa barrera inicial, la experiencia suele ser muy positiva. Además, los clubs están diseñados para facilitar esa transición, con zonas donde puedes simplemente observar sin sentirte presionado a participar.

—Hay quienes critican este estilo de vida, calificándolo de superficial o hedonista. ¿Qué les responderías?

—Les diría que no juzguen sin conocer. El estilo de vida swinger no es para todos, y eso está bien. Pero para quienes lo eligen, no se trata solo de sexo, sino de romper barreras y explorar nuevas dimensiones de su relación. Muchas parejas descubren una conexión más profunda después de estas experiencias porque han aprendido a comunicarse mejor y a confiar más en el otro.

—¿Crees que esta tendencia seguirá creciendo en la Costa del Sol?

—Sin duda. Cada vez más personas buscan experiencias que rompan con la rutina y los límites tradicionales. Además, la Costa del Sol tiene esa combinación perfecta de turismo, privacidad y una cultura abierta que favorece este tipo de prácticas. Estoy seguro de que veremos más eventos, más locales y también una mayor aceptación social.

“Todo comienza con una conversación sincera”

Mientras terminamos nuestra charla, Gonzalo me deja con una reflexión: “El mundo swinger no es un remedio mágico ni una salida fácil. Es una elección consciente que puede enriquecer la vida de una pareja, pero también requiere compromiso, respeto y, sobre todo, valentía para explorar lo desconocido”.

Y así, con las olas de fondo y una buena dosis de preguntas rondando en mi cabeza, queda claro que este estilo de vida es tan complejo y enriquecedor como las parejas que deciden explorarlo.

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